Ella inicio el ceremonial
de nuestra despedida,
los gestos sentidos,
las palabras no olvidadas,
promesas,
los gestos sentidos,
las palabras no olvidadas,
promesas,
besos,
abrazos...
Y en el atardecer,
mi adiós quedó en su
mirada, como las
largas sombras
tatuadas sobre el muro.
Fue un octubre
en Lisboa.
Valleduart.
Precioso tu poema y el de Mario Benedetti. Me gusta también la foto, combinando blanco y negro con el color que centra nuestra atención. Un beso.
ResponderEliminarGracias Ana por tu amable comentario.He de pedir perdón en cualquier caso por ponerme junto a El maestro Benedetti, pero no pude resistirme a un poema y unas imagenes tan hermosas.
ResponderEliminarUn abrazo.
(Valleduart)
Estupendo tema, además de la poesía.
ResponderEliminarMe encantó la sinceridad que aplicaste y el poder de algunos versos, como la despedida prometedora y las lejanas sombras que sin embargo allí están.
La brevedad dijo mucho.
Gracias Adrián por tu comentario.
ResponderEliminarTienes razón en lo de la brevedad.
(Valleduart).