No podrán comprar los espíritus libres,
la lluvia, el viento.
Donde me lleve el sol de mediodía.
No podrán perseguir mis sueños y mí
esperanza, allí donde pueda sentir el cálido
resplandor de las horas y los días.
No derribarán, las fortalezas de versos
que me guardan.
Hacia donde me lleve el sol de mediodía.
Navegaré, los subterráneos ríos del alma para
dormir a orillas de un recuerdo.
Viviré, en desnudos paisajes de arena esmeralda,
coral y madreselva.
No seré ya más, exótico animal enjaulado con perversa
admiración, donde ondean ensangrentadas
banderas de victoria.
Descansaré en una eterna luz de mediodía.
Valleduart
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