sábado, 29 de enero de 2011

Pueblo Guaraní; la lucha continua




El pueblo Guaraní habita desde hace siglos una vasta región de América Latina. Antes de la llegada de los españoles, la gran familia Guaraní-Tupí habitaba parte de los actuales territorios de Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Guyana, Bolivia, Perú y Ecuador . En el presente se encuentran comunidades Guaraní en Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil. Aunque no existen datos oficiales, se calcula la población Guaraní de estos cuatro países en unos 130.000 a 150.000 habitantes.


La tenencia de abundante tierra con un medio ambiente adecuado constituyó, desde tiempos antiguos, una de las condiciones indispensables para el bienestar de una comunidad Guaraní. Las relaciones de intercambio y reciprocidad dentro de los Tekoha o comunidades Guaraní creaban una red social que era fundamental para la existencia de este pueblo. La vida comunitaria, basada en valores de generosidad, intercambio y reciprocidad, permitía que todos los miembros de una aldea mantuvieran una relativa homogeneidad económica. La tierra y los recursos naturales del Tekoha eran de propiedad comunitaria, no individual, y todos los miembros tenían derecho de usufructo.

En la actualidad, todos estos valores comunales, y de supervivencia de estas comunidades - que han formado desde muy antiguo su modo de vida - no sólo se encuentran  amenazados por el ya secular  enfrentamiento con los diferentes estados que la fragmentan, sino por los intereses de las grandes corporaciones mundiales.

El siguiente documental realizado de forma colectiva durante la campaña "Pueblo Guaraní´, Gran Pueblo", entre los años 2003 a 2009 muestra la actual situación de abandono, miseria y violencia a la que se encuentran sometidos los miembros de esta etnia en la región del Mato Grosso -Brasil. Sus dieciocho minutos de duración, puede que resulten excesivos para este formato de blog, pero espero  no sea problema para su visionado.



sábado, 15 de enero de 2011

Inventario




El silencio en su mirada.
El viento.


Un saludo a lo lejos.
El ayer.
Lo que todos esperan de
ti; sin importarte.

La ciudad bajo la lluvia.
Los árboles  de la avenida.

Las huellas, del paso del tiempo
en sus manos.

Un cielo despejado.
Pasear, por las orillas del recuerdo
en un abrazo.

Un rayo de sol en 
la penumbra.
Atardecer junto al mar.

Todos los besos.

Lo verdaderamente importante
y lo que no.
Las buenas intenciones. 
Lo que dicen no ser poesía,
y lo que sí lo es.

Los mercaderes  de sueños.
Las palabras en la noche y
los ángeles de Win Wenders.

 
Valleduart.


domingo, 9 de enero de 2011

Los paisajes del silencio

"El shintoismo, el confusionismo y el zen nos enseñan que el hombre no estaría completo sin la naturaleza. Sería como un huérfano si no se sintiera hermano del agua, las plantas o las rocas." 

Estas son las palabras de  Chisao Shigemori, el último miembro de una antigua familia japonesa, que ha diseñado y renovado más de 500 jardines, entre ellos el London Kyoto Garden, construido en 1991.
El kare-sansui es un estilo de jardín japones seco que consiste en un campo de arena poco profunda y que contiene arena, grava, rocas y ocasionalmente hierba, musgo u otros elementos naturales.
Desde hace trece siglos, Japón diseña espacios de meditación en comunión con la naturaleza. Representan el universo y están concebidos para inspirar vitalidad y serenidad.  

Los primeros indicios de Jardines Japoneses surgieron en el período Nara (710-794 d.c.) dentro del Palacio Imperial. El nacimiento del "Jardín Zen" esta basado en la necesidad de crear un espacio que fuese utilizado como una ayuda para la meditación. 
Durante este período, las parcelas de tierra fueron pequeñas y sus estanques diseñados a una escala menor. Es por ello, que para inducir la sensación de grandes ambientes en espacios pequeños se requirió representar el paisaje natural mediante la combinación monocromática de todos sus elementos. Como resultado nació el jardín Zen tipo "escenario," el cual fue más sofisticado con la incorporación de intrincadas líneas costeras en las orillas de sus estanques y mediante el uso de rocas en varias formas.




Luego, durante el período Muromachi (1392-1573) el zen se popularizó entre los Samurai como una disciplina necesaria para realizar la acción correcta en momentos difíciles. El jardín tipo "paisaje seco" (kare-sansui), realizado con rocas y arena en estrechos espacios ubicados frente a los cuartos de meditación comenzó a aparecer en los Templos. Sin el uso de agua, la arena y las rocas simularon su presencia en forma de ríos o ambientes oceánicos.
En el jardín japonés se expresa espiritualidad, en el sentido de que en él no hay riqueza material, sino la pureza de cosas simples y austeras. Los elementos son sólo objetos naturales y que mediante su perfecta colocación hacen que el jardín se convierta en una obra para la contemplación.


Todos los jardines están diseñados para ser contemplados desde el interior de la vivienda. "El jardín se incorpora a la estructura de la casa, que no tiene muros, como en Occidente, sino paneles de papel que se desplazan para dejar a la vista el jardín.
El flujo es continuo, incluso el propio jardín está limitado por setos o pequeños muros escalonados que lo comunican con el exterior".
Por lo tanto, los jardines se distinguen de otros metafísicamente hablando, pero también físicamente. "Son asimétricos, como lo son el mundo y la naturalezas;si fuera simétrico, el jardín no invitaría al hombre a participar, a formar parte de ese universo utópico.


Contemplar un jardín japonés  es pues, como sumergirse en un sueño en el que las rocas son montañas, donde la grava se modula en forma de ondas provocadas por la caída de una gota imaginaria en un estanque, y donde las cañas de bambú, al moverse, dejan oír la música de sus emociones.
Como un fluir constante de sensaciones, colores y texturas, el diseño de los jardines japoneses  fue concebido,  como un instrumento para conseguir la correcta percepción de la realidad. A diferencia de los occidentales, los jardines japoneses no están hechos para pasear. Se deben admirar como si se tratara de una pintura o una caligrafía, donde el no desplazamiento del cuerpo y sí la apertura de la mente son esenciales.

Lo que pretende el zen a través de los jardines es precisamente mostrar que la realidad no debe ser entendida desde el pensamiento sino desde lo que se ha dado en llamar la "intuición pura".
No hay que olvidar que el jardín zen fue creado básicamente como un instrumento para la meditación.

No forman una cuestión de modas ni algo elitista, constituyen en Japón lugares sagrados por su simbolismo e historia.
Los más bellos se pueden visitar en los templos de Kyoto , donde fueron concebidos como instrumento de meditación para los monjes .

 "Estos recintos están despojados de toda suntuosidad; la grandeza reside en las cosas simples".
                                     Shigemori ( arquitecto y diseñador de paisajes)



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