miércoles, 20 de abril de 2011

Gabriel Celaya, poesía como instrumento

"Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo".

Gabriel Celaya, citado por Rodríguez Puértolas (Historia social de la literatura española)

Nacido en Hernani, Guipúzcoa, el 18 de marzo de 1911e ingeniero industrial de profesión, su nombre completo era Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta, lo que aprovechó para firmar sus obras como Rafael Múgica, Juan Leceta o Gabriel Celaya. Entre los años 1927 a 1935 vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Federico García Lorca y José Moreno Villa.
Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo en la empresa familiar. Conoció allí a los poetas del 27 y a otros intelectuales que lo inclinaron hacia el campo de la literatura, dedicándose desde entonces por entero a la poesía. En 1947 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte». Obtuvo en 1956 el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro», al que siguieron entre otros, «Plural» 1935, «Cantos Íberos» 1955, «Casi en prosa» 1972, «Buenos días, buenas noches» 1976 y «Penúltimos poemas» en 1982. En 1986 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas.
En definitiva, la obra de Celaya constituye una gran síntesis de casi todas las preocupaciones y estilos de la poesía española del siglo XX.
Falleció el 18 de abril de 1991 en Madrid y sus cenizas fueron esparcidas en su Hernani natal.


  LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo. 

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

 
Gabriel Celaya
(Fragmento de: La poesía es un arma...)


Paco Ibañez, canta a Gabriel Celaya. 

2 comentarios:

  1. Hola Valleduart, que inmenso y universal el fragmento de la poesía de Celaya que expusiste. Un mensaje profundo de globalización de la poesía para el alma dolida, la que grita o quiere inspirarse y suspirar.
    Paso también a dejarte mi saludo y unas felices pascuas.
    Un abrazo.

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  2. Que tal Adrián; gracias por el comentario,toda la obra de Celaya tiene un fuerte componente de lucha.
    También te deseo feliz pascua y gracias de nuevo por compartir esta entrada.
    Un abrazo para Buenos Aires.

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